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La mesa se instaló en plena plaza de armas de Tomé.                                                                                                                                 
lunes 17 de agosto, 2015

Alumnos de Tomé ofrecieron almuerzo a personas en situación calle en el Día de la Solidaridad


La mesa se instaló en plena plaza de armas de Tomé.                                                                                                                                 

Tomé, 18 de agosto 2015.- Por tercera vez consecutiva, alumnos de la especialidad de Gastronomía del Liceo Comercial de Tomé, ofrecieron un almuerzo a personas en situación de calle en el Día de la Solidaridad.

El seremi de Desarrollo Social, Patricio Torres, los acompañó en el evento señalando: "Me parece una iniciativa loable, ya que son alumnos del liceo los que prepararon la comida y quisieron brindársela a nuestras personas en situación de calle de Tomé. Esto también es una muestra de solidaridad, por lo que agradezco y felicito este gesto" indicó.

Los estudiantes estaban a cargo del chef instructor Claudio Suazo, quien mencionó que "nuevamente quisimos hacer nuestro aporte en este día. Tenemos 200 raciones para compartir, que es la cantidad que cada año ocupamos, así que estamos muy contentos, ya que ayuda a los alumnos como práctica y los enriquece humanamente", comentó el profesor. 

El sitio escogido fue la Plaza de Armas de Tomé, donde se instaló una cocina, mesas y se dispuso del servicio, el que también fue atendido por los alumnos. La iniciativa también fue avalada por el municipio, los que ayudaron en la difusión.

Así, de a poco fueron llegando los comensales, algunos acompañados de sus mascotas, para recibir su comida. Porotos con longaniza decía el menú, nada mejor para una mañana apenas entibiada por el sol. Algunos juntos, otros un poco más aislados, recibieron sus bandejas y comieron hasta terminar, incluso algunos se repitieron.

Pasadas las 14 horas ya no quedaba nada en las ollas, la tarea fue cumplida una vez más y el sentimiento de una buena obra se observaba en las caras de los alumnos. Los comensales, en tanto, agradecidos enfilaron por las calles de Tomé, con sus perros a un lado y el estómago lleno.