Para conocer el pionero trabajo que realiza la Fundación EDUCERES, se acercó la seremi de Desarrollo Social a conversar con su director, sus educadores y usuarios.

Santiago, 21 de enero 2014.- “Es necesario tener conversaciones con los usuarios y fundaciones para analizar la política pública que estamos llevando a cabo. De esta manera, conocemos las herramientas que tienen nuestros socios como EDUCERES para ayudar a las personas a salir de la calle”, aseguró la seremi María Eugenia Fernández. 

EDUCERES recibe a personas en situación de calle, inicialmente, para quien quiera pasar la noche en la casa, en el espacio llamado Techo. Es ahí donde son acogidos y atendidos por aquellas personas que ya están en la etapa llamada “Trampolín”, inicio a la reinserción. “Llegan a un lugar donde se les recibe sin prejuicios. Si hay que ayudarlos a pasar la borrachera y bañarse, son los mismos usuarios que ya pasaron por eso, los que los ayudan. En el Trampolín, los usuarios cuidan la casa como si fuera propia, cada uno tiene una responsabilidad”, contó su director Dante Gasic. 

La lógica que tiene EDUCERES es que el sujeto crece en el reconocimiento del otro. “Esto implica que el proceso de acompañar personas, se hace sobre relaciones dialógicas, que suponen el reconocimiento del otro como sujeto, con potencialidades”, asegura el director de la fundación. Además, dice que así se desarrolla la confianza en las capacidades del sujeto y que se transforma en un sistema o dispositivo.

“La metodología de trabajo que utiliza EDUCERES es muy interesante. Releva el desarrollo personal en contextos grupales, generando un espacio contenedor. Los usuarios tienen la posibilidad de verse reflejados en otros y, desde ahí, comenzar un camino de identidad. Es una metodología interesante, que queremos analizar con mayor profundidad”.

 En la ocasión, la seremi y el encargado del Área Social, Cristián Egaña, tuvieron la oportunidad de conversar con los usuarios. Juan, un joven adicto a las drogas que hoy se encuentra en el Trampolín, aseguró que “el estar acá me ha fortalecido. En esta casa hay harto amor y eso marca la diferencia. Me seduce ver a los chiquillos que están más arriba (en el Centro El Olivo o en la tercera etapa que es La Colmena). Acá nunca te sientes solo y siempre estas protegido”. 

“En este grupo de jóvenes de el Trampolín y El Olivo se siente la camaradería, transmiten en palabras y gestos el vínculo que han logrado con los educadores de EDUCERES y que aunque la mayoría ha estado desde muy niños en las calles y la droga y alcohol los han tenido muy mal, están motivados para llegar a La Colmena e insertarse en la sociedad”, concluyó la seremi.