Valparaíso: la otra mirada del despliegue ministerial
El trabajo en terreno ha sido clave para llegar con la información de apoyo a los damnificados que siguen en los cerros y que, a falta de electricidad, no conocen a qué beneficios acceder.
Escombros, cenizas y confusión, son elementos que han marcado la cotidianidad de los habitantes de Valparaíso, luego de que el pasado 12 de abril un terrible incendio devastara a varios cerros de esa ciudad, y de paso trajera consigo destrucción de hogares y expectativas de miles de familias porteñas.
La reacción de la ciudadanía fue inmediata frente a la tragedia y las voluntades de miles de personas anónimas no se hicieron esperar. Habían pasado pocas horas tras el siniestro, cuando universitarios, vecinos y personas anónimas de todas partes se habían autoconvocado en los distintos puntos del desastre.
Al mismo tiempo, varias autoridades también hicieron lo mismo e iniciaron un fuerte despliegue por las zonas afectadas, casi de inmediato a la catástrofe ocurrida en las alturas de la ciudad Puerto.
Por ejemplo, el Ministerio de Desarrollo Social, liderado por su ministra María Fernanda Villegas, tras visitar Iquique y algunas de las comunas que hace sólo unas semanas habían sido azotadas por un fuerte terremoto en el Norte Grande del país, se instaló en Valparaíso junto a funcionarios para constatar en terreno las necesidades de los damnificados y orientar la ayuda desde su cartera.
Tanto es así, que profesionales del ministerio han trabajado día y noche para solventar las necesidades más inmediatas de las personas afectadas, y para ello se han desplegado por distintos lugares de Valparaíso. Así, diferentes personas de cada uno de los servicios relacionados al ministerio, como FOSIS, SENAMA, SENADIS y de la SEREMI a cargo de Abel Gallardo, han estado permanentemente atendiendo solicitudes y requerimientos de quienes padecieron los efectos del fuego.
Escuelas solidarias
Ver colegios sin alumnos, pero repletos de personas sin hogar, es bastante usual por estos días en Valparaíso. Las aulas se convirtieron en dormitorios improvisados y los patios de algunas escuelas comenzaron a operar como centros de acogida y de información para las personas damnificadas.
Por ello la Escuela Grecia —el principal albergue dispuesto en Valparaíso—fue uno de los recintos escogidos por el Ministerio de Desarrollo Social para iniciar una serie de diálogos con la gente que lo había perdido todo, y de paso informar sobre las principales medidas adoptadas por el Gobierno ante las primeras horas de la emergencia. Así, en medio del ruido, la confusión y largas horas de espera para las personas, los adultos mayores postrados y quienes habían llegado sólo horas después del incendio, fueron atendidos por personas de distintos ministerios e instituciones públicas.
La ministra Villegas y los funcionarios de la cartera recorrieron los pasillos de ese y de otros recintos convertidos en albergues, donde tuvo la oportunidad de compartir con los afectados. Les informó que el Gobierno comenzó a entregar un beneficio de 200 mil pesos para las familias damnificadas que habían llenado la Encuesta Familiar Única de Emergencia (EFU), dinero que les servirá para comprar ropa, zapatos.
Una de las personas que se acercó a la ministra fue Evelyn Pastene Carrillo, vecina del Cerro Las Cañas, quien el mismo día en que se produjeron las primeras llamas perdió todas sus pertenencias e incluso a algunas de sus mascotas. “Me quedó una perrita, no sé si estará viva, y tampoco los vecinos la han visto, pero le doy gracias a Dios y a todos quienes me han ayudado de que al menos tengo vida y salud”, le comentó.
Evelyn conversó varios minutos con la ministra, hizo lo propio con el titular de Interior, Rodrigo Peñailillo, quien también recorría el lugar. A ambos les solicitó prontitud en la ayuda. Los secretarios de Estado no sólo accedieron, sino que además le explicaron punto por punto cada uno de los beneficios dispuestos: subsidio al arriendo y la entrega de varias viviendas de emergencia para combatir el invierno, entre otras medidas.
De sol a sol
A pesar de los problemas de acceso, a partir del lunes 14 de abril y durante varios días, la ministra Villegas junto a su equipo recorrió los Cerros La Cruz, Ramaditas, El Litre, La Merced y Rocuant. En varios de ellos se instalaron puntos de emergencia que desplegó el Gobierno, para entregar información de distintos ministerios y servicios y distribuir ayuda.
En medio de una cancha de tierra, en el paradero 9 nueve del Cerro La Cruz, el polvo y una vista periférica del puerto trazan el escenario en que varios vecinos establecieron jornadas de trabajo que empiezan muy temprano y sigue cuando ya se puso el sol. Si bien esa situación no ha variado, un vecino voluntario del sector, poco a poco fue asumiendo el rol de líder entre sus pares. Al acercarnos a él, se dio tiempo para hablar sobre las necesidades más inmediatas del lugar. “A mi casa no le pasó nada, afortunadamente (apunta a una de las pocas viviendas que se salvaron de las llamas), pero yo he vivido toda mi vida en este lugar y sé que costará mucho tiempo que esto vuelva a ser como era (…) Ahora lo que más necesitamos son carpas y colchones para que las familias puedan dormir cómodas”, relató el profesor de Educación Física Alejandro Zapata, quien comenzó una labor incansable tras producirse los incendios.
Una de las pérdidas que personalmente más le afectó fue la destrucción total de la sede deportiva del sector, “Argentinos Naylor”, que a pocos metros de la cancha se ve absolutamente “quemada e irreconocible”. Ahí él era dirigente. Ahora espera recuperar ese espacio de vida comunitaria y deportiva.
Banderas entre las cenizas
Adentrarse en uno de los cerros incendiados no es fácil, ni siquiera para las autoridades, debido al cerco policial y al resguardo de militares que protegen los accesos a los lugares siniestrados y velan por la seguridad de los vecinos que, de noche, quedan totalmente a oscuras. Ellos son hoy parte de un paisaje en donde las cenizas, los escombros y los vestigios ennegrecidos por el fuego contrastan con los cientos de voluntarios y con las familias que intentan levantar sus hogares, la mayor de las veces en los mismos terrenos que habitaban y que no tienen intención de abandonar.
La línea divisoria entre dos cerros de Valparaíso es casi imperceptible. Si a eso se suma la enorme cantidad de casas que estaban en medio de quebradas y en lugares de difícil acceso, llegar en auto resulta muy complejo. Por eso, la ministra junto a su equipo prefirió recorrer a pie las laderas de varios cerros para supervisar en terreno los Puntos de Emergencia e información dispuestos por su cartera y por otras dependencias gubernamentales.
Por ejemplo, en el cerro La Merced, en una explanada de tierra, conoció la labor de los funcionarios del Gobierno que se instalaron en carpas para, desde ahí, atender a los vecinos. Ahí advirtió que incluso, instituciones como la PDI establecieron un centro de curación para mascotas que habían sido heridas por el fuego.
Estos recorridos, además, han sido una valiosa oportunidad para recabar de primera fuente en qué necesitan las familias. Uno de estos casos es el de Manuel Sepúlveda, quien junto a su esposa y su hija pequeña perdieron todo, pero que sin embargo, apoyado por algunos familiares y amigos, en menos de dos días tras el incendio ya tenía prácticamente instalada una vivienda de emergencia propia, a sólo metros de su casa original y en las faldas del cerro, en donde aún la tierra humeaba de manera inalterable. La visita cumplió su objetivo ya que, pese a la entrega periódica de información a la población a través de diferentes soportes, casi la totalidad de los vecinos damnificados que sigue en los cerros está en zonas sin electricidad, y por lo tanto, sin televisores o radios por donde informarse. Así, para sorpresa de Manuel y su familia, tras hablar con la ministra se percató de que podían cobrar el beneficio de 200 mil pesos para comprar ropa, zapatos y enseres de primera necesidad.
Pocos metros más al interior, se encontró con los restos del sector de Los Olivos, un lugar poco frecuentado, que albergaba a varias familias afectadas, muchas de las cuales aún no recibía ayuda. Ahí conoció a una madre de 9 hijos, que le recitó de memoria el nombre y el lugar en que estaban las casas de sus 37 vecinos, en un lugar donde hoy no queda nada.
El ruido emitido por un circuito de helicópteros vaciando agua sobre las brasas aún ardientes, completa este cuadro desolador, un escenario que, sin embargo, contrasta con la fuerza de las familias que se mantienen en pie y que repiten una y otra vez, que volverán a construir porque solo perdieron “lo material”, pero que conservan “la vida”.
Sorprende ver que sobre las ruinas de las casas muchas banderas chilenas que flamen día y noche. Un vecino comenta: “muchas veces caen las casas, pero siempre queda una bandera que ayuda a tirarse ánimo”.
Cuentos para los niños
Otra de las iniciativas que la ministra valoró fue el compromiso de los jóvenes que, convocados por el INJUV, se organizaron para subir a los cerros y trabajar en las distintas tareas.
Como también el despliegue de profesionales del nivel central y de la Seremi de la V región, quienes en pocas jornadas, habilitaron el sistema de entrega del Aporte Familiar de Emergencia, o de servicios como SENAMA, que dispuso de cobertura para los adultos mayores damnificados.
Así pasaron los primeros días tras este tremendo incendio y, en medio del fin de Semana Santo, se comenzaron a distribuir libros infantiles “Te Cuento mi Cuento”, a los niños afectado, material que es parte del material didáctico elaborado por el Programa Chile Crece Contigo, creado durante el primer Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet.
Sólo durante el viernes se entregaron casi 600 ejemplares de esos textos. “Se trata de llevar alegría a los niños de Valparaíso. Ellos están sufriendo el estrés post traumático y esta oferta de Chile Crece Contigo busca satisfacer necesidades específicas de nuestros niños y niñas”, confesó la ministra luego de leerle un cuento a una de esas pequeñas.